Aunque sea tan malo, Dios vencerá al pecado (Génesis 6:5-8)

Amada congregación de Cristo,

Imaginen que son las 5:20 de la mañana. Estás durmiendo en la cama cuando de repente un grupo de hombres armados te despiertan y te sacan a rastras de tu casa y te meten a la fuerza en una furgoneta. Eso es lo que le ocurrió a un hombre de 26 años en Sídney. Tras llevárselo, el grupo de seis hombres torturó horriblemente a Peter Vuong. Exigieron que uno de sus familiares pagara 5 millones de dólares en efectivo por su liberación. Finalmente, seis días después de su secuestro, la policía de Nueva Gales del Sur encontró el lugar donde lo tenían retenido y lo rescató. Es una historia estremecedora. Nos recuerda lo pecaminoso que es este mundo.

También nos hace plantearnos la pregunta: ¿quién va a hacer algo contra cosas como ésta? Seguro que los seis hombres terminarán en la cárcel, pero ¿qué duración de la pena de prisión podría ser realmente suficiente para hacer frente a esta maldad? Vivimos en un mundo perverso y éste es sólo un ejemplo de las maldades que comete la gente. ¿Se abordará todo esto en algún sentido final?

Ahí es donde el pasaje del Génesis de esta mañana introduce a Dios en la escena.  Tenemos que pasar de estar centrados en esta tierra, en lo horizontal, a mirar hacia arriba, hacia el Dios verdadero, hacia lo vertical. Debemos tener a Dios en cuenta. Sí, hay un mundo pecador, pero también hay un Dios poderoso y bueno. Nuestro planeta está poblado de seres humanos pecadores como nosotros, pero también hay un Dios santo y justo en el cielo. Nuestro Dios no dejará pasar el pecado, pero tampoco se echará atrás en lo que ha prometido para aquellos a quienes ama en su gracia soberana. El tema del sermón de esta mañana es éste:  Aunque sea tan malo, Dios vencerá al pecado.

Veremos:

  • La evaluación y el juicio de Dios sobre un mundo que va terriblemente mal.
  • La fidelidad de Dios a su promesa de victoria.

Lo primero que tenemos que ver de Dios en nuestro pasaje es que percibe el pecado, aunque algunos lo ponen en duda. En el Salmo 73, Asaf escribe sobre los malvados que parecen prosperar en esta vida. Hacen cosas malvadas y no sólo se salen con la suya, sino que parece que les va bien. Y así, el Salmo 73:11 nos habla de cómo los malvados preguntan: «Y dicen ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo?». Está claro que Dios no les presta atención y por eso pueden vivir como viven. Los incrédulos podrían pensar eso, pero los cristianos también podrían ser tentados a pensar eso. Podríamos tener la tentación de pensar que la maldad florece porque Dios no está mirando.

Por eso son tan importantes las tres primeras palabras de nuestro pasaje: «Y vio Jehová …». Dios se dio cuenta. No estaba distraído ni dormido. No, el verdadero Dios de la Biblia no se distrae y nunca duerme, y decimos que Dios es omnisciente. Eso significa que es omnisciente todo el tiempo. Dios observa cada cosa dicha, pensada y hecha en esta tierra. Dios toma nota de cada cosa que tú y yo decimos, pensamos o hacemos. Si no tuviéramos a Cristo como nuestro Salvador, eso podría ser un pensamiento aterrador. Eso es porque la raza humana que Dios observa es malvada y rebelde, merecedora de su juicio e ira.

Así que Dios observa. Se da cuenta de lo que ocurre en la tierra. Y en los días de Noé, ¿qué vio? El versículo 5 nos dice que «…la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal». La Biblia enseña lo que se llama depravación total, o como mejor se llama, depravación generalizada. Según la Biblia, el pecado se ha metido en todo lo que nos hace humanos. Por naturaleza, nuestros corazones están muertos en el pecado y cerrados a Dios. Si Dios no interviene, somos incapaces de hacer ningún movimiento hacia él. Amamos nuestra rebelión pecaminosa y no amamos a Dios.

Eso sólo empieza a cambiar con la regeneración, con nacer de nuevo. Ser regenerado o nacer de nuevo significa que el Espíritu Santo viene a nuestros corazones y los hace revivir. El Espíritu Santo nos da el don de la fe y entonces creemos en Cristo para nuestro rescate del pecado y sus consecuencias. Entonces, debido a lo que Dios ha hecho en nuestro corazón, es que podemos comenzar a vivir en los caminos de Dios.

Pero aquí en los días de Noé en Génesis 6, hay muy poco de eso. En cambio, abundaba la maldad natural de la humanidad. Si saltamos al verso 11, encontramos que la tierra estaba llena de violencia. Había estas expresiones externas de pecado, pero venían de adentro, que es siempre la manera como el pecado opera.

Cuando pecamos y nos rebelamos contra Dios, es porque hay algo mal dentro de nosotros. Las Escrituras nos dicen que tenemos un problema en el corazón. El versículo 5 es la primera vez que se menciona el corazón en la Biblia. Como en otras partes, no se refiere al órgano del tamaño de un puño que está en tu pecho y que bombea sangre a través de tu cuerpo.  En cambio, el corazón es tu ser interior y todo lo relacionado con él. En la Biblia, tu corazón es donde piensas, donde eliges, donde amas u odias, donde deseas.

En el versículo 5, Dios miró en los corazones humanos, en el interior de las personas, y vio lo que ocurría. De nuevo, tenemos que aprender algo sobre Dios aquí. Su capacidad de observarlo todo no se limita a lo externo. Puedes ocultar tus pensamientos a otros seres humanos, pero no puedes ocultárselos a Dios. Puedes dar un buen espectáculo por fuera, pero Dios observa tu corazón. La verdad es que Él tiene visión de rayos X. Y porque tenemos pecado en nuestros corazones, aun después de nacer de nuevo, eso nos recuerda cuánto necesitamos a Jesucristo para cubrir nuestro pecado, no solo el de afuera, pero también lo que solo Dios ve, el interno.

Ahora note en el versículo 5 la manera en que se describe la situación. La maldad es grande. Y «todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal». Esas palabras –grande, todo, solamente, y de continuo– nos dicen cuán mala era la situación realmente. La incredulidad y sus consecuencias dominaban el día. Según el versículo 8, Dios sólo encontró una excepción con Noé.

¿Qué ve Dios cuando contempla la Tierra hoy? ¿La ve igual que en los días de Noé?  ¿Mejor? ¿Peor? Podríamos inclinarnos a decir que es igual o peor. Ciertamente no hay escasez de maldad y violencia observables a nuestro alrededor. Sin embargo, debemos tener cuidado porque no somos Dios. Además, Dios no nos ha revelado lo que observa en nuestros días. Es ciertamente posible que el mundo sea peor hoy que en los días de Noé. La Escritura nos dice que antes de que Cristo regrese habrá mucha maldad en la tierra, pero también nos dice que no sabemos cuándo regresará Cristo. ¿Podría el mundo ser más malvado de lo que es hoy? Sí.  ¿Podría crecer en maldad por otros cientos o miles de años? Sí. Los seres humanos parecen tener una capacidad infinita para el mal. Verán, amados, debemos tener cuidado con nuestras especulaciones acerca de lo que está en la mente de Dios sobre estas cosas. Sólo podemos trabajar con lo que Él nos ha revelado.

Él ha revelado lo que sucedió antes del Diluvio. Centrémonos en ello. A diferencia de lo que ocurrió antes en el Génesis, cuando Dios vio su creación y la declaró muy buena, aquí la observa y la ve corrupta y perversa. Evalúa a la humanidad en términos morales como malvada.  Dios tiene una norma y mide a la humanidad por un estándar que nunca cambia: Él mismo y cómo es Él. Según la norma objetiva del carácter justo del propio Dios, la raza humana está radicalmente depravada, radicalmente en rebelión.

Esto lleva a Dios a lamentar haber creado a los seres humanos. Le dolió en su corazón, dice el final del versículo 6. Se arrepintió de haberlos creado. Se arrepintió de haberlos hecho, dice el final del versículo 7. Este tipo de lenguaje se encuentra en otras partes de la Biblia y a menudo plantea preguntas a la gente. La Biblia enseña que Dios es inmutable, es decir, que no cambia. Si Dios es inmutable, ¿cómo puede arrepentirse de haber hecho algo? Parece como si Dios hubiera cambiado de opinión. Si cambió de opinión, entonces Dios no es inmutable.

Entonces, ¿qué significa que Dios se arrepintió de haber creado a los seres humanos?  No significa que Dios pensara que se había equivocado al crear a los seres humanos. La Biblia simplemente utiliza este lenguaje para ayudarnos a entender cómo Dios se relaciona con los seres humanos y cómo reacciona ante lo que hacen. El Espíritu Santo utiliza un lenguaje sobre Dios que podemos comprender. El Espíritu Santo quiere que entendamos cómo Dios cambia su postura hacia las personas que se rebelan contra él y lo rechazan. Lo que está a la vista aquí es cómo Dios interactúa con los seres humanos en el tiempo y en el espacio. Hay una relación real.  Hay una interacción real. Y en esta relación, Dios se aflige por lo que sus criaturas han hecho en el mundo bueno que Él hizo.

Esa aflicción le lleva a emitir su juicio. Habrá consecuencias para el pecado humano. Dios va a borrar y aniquilar a todos los seres humanos que habitan la tierra. Eran una ofensa a su santidad y no podía ni quería tolerarlo. «La paga del pecado es muerte», se nos dice en Romanos 6:23 y aquí la paga está a punto de abonarse. Viene el juicio y por lo que sigue sabemos que el juicio implicará un diluvio universal.

Alguien podría preguntarse por qué no es sólo la humanidad, sino también todos los animales que serán destruidos con este juicio. El versículo 7 es explícito al respecto, refiriéndose a «la bestia, el reptil y las aves de los cielos». Todo ser viviente sobre la tierra es un daño colateral cuando los seres humanos caen bajo el juicio de Dios. Cuando Adán y Eva cayeron en pecado, sus malas decisiones afectaron a todos los seres vivos. Trajeron la muerte al mundo. Así que ahora cuando el juicio de Dios venga sobre los descendientes de Adán y Eva, vendrá de una manera que acabará con todo ser viviente del planeta. En otras palabras, será un juicio cataclísmico.

Algunos argumentan que la historia del Diluvio en la Biblia involucró sólo un diluvio local.  Fue sólo una pequeña área de la tierra la que se inundó, no todo el planeta. Sin embargo, aquí ya podemos ver que el texto no apoya ese tipo de pensamiento. Dios se arrepintió de haber hecho a la humanidad, no sólo a las personas que vivían en un rincón del planeta. No sólo eso, sino que cuando revela su juicio, dice que también vendrá sobre todos los animales que creó. Este será un juicio global, será un diluvio global.

Así que el juicio venidero será catastrófico. Resultará en la supresión de toda vida en el planeta. Queridos hermanos, hay dos cosas importantes que debemos aprender de esto.

La primera es que el pecado es un asunto serio que Dios nota y sobre el que Dios actúa.  Tenemos que tomarnos el pecado en nuestras vidas más en serio de lo que lo hacemos. Ora y pídele que obre en tu corazón con su Espíritu para que no seas indiferente a tu pecado. Ora y pídele que te ayude a tomar en serio el pecado, para que lo odies y huyas de él. El pecado fue lo que trajo el juicio sobre el mundo, y tu pecado fue lo que trajo el juicio aún más temible de Dios sobre Cristo mientras colgaba de la cruz. Hermanos y hermanas, no sean indiferentes y despreocupados acerca de su pecado, porque Dios no lo es.

La segunda cosa que debemos aprender es que, aunque el juicio descrito en Génesis 6 fue feroz, no se compara con lo que les espera a aquellos que no se arrepienten de sus pecados y creen en Cristo. Si no nos apartamos de nuestros pecados y nos volvemos a Cristo, lo que nos espera es un tormento consciente eterno de cuerpo y alma en el infierno. El ahogamiento es relativamente rápido. Las personas que murieron en el Diluvio habrían perdido el conocimiento en unos dos minutos, pero el infierno no son dos minutos. Es la eternidad bajo el castigo de la ira de Dios. El juicio de Dios aquí en Génesis 6 tiene la intención de recordarnos estas verdades para que odiemos nuestro pecado y nos volvamos a Cristo. Si no lo haces, serás borrado para siempre en el infierno. Puesto que se trata de una rebelión contra el Dios infinitamente bueno y santo, eso es lo que se merece el pecado.

Nuestro pasaje también revela cómo Dios permaneció fiel a su promesa de victoria sobre el pecado. Veamos el versículo 8 que dice: «Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová».

Para entender la importancia de esto, necesitamos recordar algo sobre la historia de las promesas de salvación en la Biblia. En particular, necesitamos recordar la primera promesa de salvación. Se encuentra en Génesis 3:15 donde Dios prometió que la semilla de la mujer heriría la cabeza de la serpiente. Dios haría algo con respecto al pecado y a Satanás que resultaría en rescate y vida para los creyentes. Enviaría a su Hijo para salvarnos.

Pero aquí estamos en Génesis 6 y existe toda esta gran maldad. Y ahora Dios ha pronunciado un veredicto de juicio y muerte sobre toda la creación. Entonces, ¿cómo será posible que Dios cumpla la promesa de Génesis 3:15? ¿Cómo puede una semilla de la mujer asestar un golpe mortal a Satanás y ocuparse del pecado si toda la raza humana ha sido aniquilada?  ¿Cómo podría Cristo nacer de una mujer en la plenitud de los tiempos si no han quedado mujeres sobre la tierra?     

Ahí es donde entra en juego el versículo 8. Aunque el panorama general de la raza humana es sombrío, hay una excepción. Un hombre que se llama Noé halló gracia a los ojos de Dios. ¿Por qué?

Un comentarista que leí dijo que Noé fue «simplemente afortunado». Supongo que se podría decir que Noé ganó la lotería del Arca. Es espantoso que un comentarista cristiano diga algo así. La suerte no tuvo nada que ver porque la suerte no existe. Dios es soberano y tiene sus propósitos en todo. No hay nada al azar en lo que hace. No hay nada al azar en que Noé encontrara favor a los ojos de Dios, sino que todo tiene que ver con la fidelidad de Dios a sus promesas.

En su fidelidad, hizo que hubiera un hombre que creyera. En su gracia, Dios envió a su Espíritu Santo para que obrara la fe en el corazón de Noé, quien creyó en Dios y le siguió. Debido a la obra de la gracia soberana de Dios en su corazón, Noé también buscó una vida justa y santa.  Vivía de forma muy diferente a los que le rodeaban. Todo se remonta a Dios. Por todo esto, Noé encontró el favor de Dios: por la obra de la gracia de Dios en su vida. Así que queda un hombre justo en la tierra, uno a través del cual se salvará la raza humana. La promesa de Dios de victoria sobre el pecado se cumplirá y Él no será frustrado.

Queridos hermanos, Dios es fiel a todas sus promesas y hace que todo se cumpla. Ante la muerte generalizada, aseguró que habría vida. Porque Noé vivió, Cristo vendría. Cristo viviría y moriría y nosotros encontraríamos la vida en Él. Por eso, podemos esperar el cumplimiento de todas las promesas de Dios al final de los tiempos. En nuestra lectura de 1Corintios 15, el Espíritu Santo nos dice que Dios tendrá la victoria. La muerte entró en este mundo a causa del pecado, pero Dios se ocupará de ambos y los vencerá. «El postrer enemigo que será destruido es la muerte», dice en 1Co 15:26. Más adelante en el capítulo, se nos dice que Dios nos da la victoria sobre la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo. Dios cumplió sus promesas sobre este tipo de cosas en el pasado y puedes estar seguro de que las cumplirá también en el futuro. Se puede confiar en que Dios siempre cumplirá su palabra. Hermanos y hermanas, sigan depositando su confianza en nuestro Dios fiel.

Ahora mismo, el mundo es un lugar malvado y perverso, y Dios lo sabe. Nos asegura que se ocupará de ello, que lo arreglará. Dios se asegurará de que haya justicia. Pero cuando miras tu propio corazón y tu propia vida, sabes que también puede ser un lugar malvado y perverso.  Dios también lo sabe y nos asegura que cuando miramos a Cristo como nuestro Salvador, cuando nos volvemos de nuestro pecado a Jesús, hay perdón. Dios asegura que hay gracia para cada creyente arrepentido, porque Dios ha derrotado nuestro pecado con el juicio que Cristo tomó en nuestro lugar. Si tienes a Cristo, aunque vivas en un mundo de muerte, un mundo que se enfrenta al juicio, tienes vida en toda su plenitud.  AMÉN.

Oración

Dios y Padre fiel, Te alabamos como nuestro Dios bueno, justo y fiel. Has sido fiel a todas tus promesas y te adoramos por ello. Te agradecemos que preservaras la vida de Noé para que Cristo pudiera venir a salvar la nuestra. Padre, tú observas cada acto y cada corazón humanos. Conoces cada uno de nuestros pensamientos, incluso antes de que los pensemos. Padre, reconocemos que nuestros corazones están todavía lejos de donde tú quieres que estén. Te pedimos que, por favor, perdones nuestros pecados por Cristo y que también sigas obrando con tu Espíritu Santo en nosotros. Que nosotros, como Noé, encontremos siempre gracia ante tus ojos, incluso cuando nos espera el juicio final. Padre, oramos para que tu justicia venga sobre la tierra. Hay tanta maldad a nuestro alrededor, tanta violencia y muerte. Te pedimos que hagas lo correcto. Te pedimos que el juicio final llegue pronto con el regreso de nuestro Señor Jesús. Hasta entonces, por favor, guárdanos en nuestra fe y ayúdanos con tu gracia a seguir a Cristo como sus discípulos. Amén.