¿Es una esposa menos que una esclava?

En los casos de ruptura matrimonial en los cuales existe abuso, la familia, los amigos y los líderes eclesiásticos bienintencionados en ocasiones hacen todo lo que pueden para mantener el matrimonio intacto, como ellos dicen.  A sus ojos, el matrimonio lo vale todo, independientemente de lo que signifique para la persona maltratada.  Ya sé por dónde van.  Creen que siguen lo que la Biblia dice sobre el divorcio.  Sin embargo, a menudo sólo se enfocan en algunos pasajes selectos; y para desarrollar una posición bíblica sobre el divorcio, necesitamos prestar atención a todo lo que dice la Escritura.

Durante los últimos meses, he estado estudiando las Tesis sobre el divorcio y el abuso conyugal de Greg Bahnsen.[1] Bahnsen (1948-1995) fue ministro de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa y escribió este documento para un comité especial de su presbiterio.  Aunque fue un eminente apologista, quizá sea más conocido por ser un destacado teonomista.  Sin embargo, no creo que haya que ser teonomista para estar de acuerdo con sus Tesis sobre el divorcio y el abuso conyugal.

Permítanme exponer algunas de las tesis sin más explicaciones de parte de Bahnsen o de mí:

E.  El alcance de la «fornicación» en el uso bíblico es más amplio que el adulterio e incluso más amplio que las relaciones sexuales ilícitas.

F.  Las únicas formas de «fornicación» que proporcionan motivos justos para el divorcio son las que violan los compromisos esenciales del pacto matrimonial.

G. Las obligaciones del pacto matrimonial incluyen al menos «dejar padre y madre», «unirse» al cónyuge y convertirse en «una sola carne».

H.  A la luz del voto de ser «una sola carne» podemos entender que la infidelidad sexual rompe el pacto matrimonial y es, como tal, causa de divorcio.

I.  A la luz del voto de «dejar padre y madre», podemos entender que el abandono del cónyuge rompe el pacto matrimonial y es, como tal, causa de divorcio.

J.  A la luz del voto de «unirse» el uno al otro, podemos entender por qué el intento de destruir la vida del cónyuge rompe el pacto matrimonial y es, como tal, causa de divorcio.

Quisiera señalar aquí que las conclusiones H y I coinciden exactamente con el capítulo 24 de la Confesión de Westminster.  Se trata, pues, de una posición presbiteriana estándar.  Si examinas los argumentos de Bahnsen en el documento original, verás que también es una posición bíblica.

Es su última tesis la que me parece especialmente persuasiva y quisiera profundizar en ella.  Está basada en la tesis J:

K.  La conclusión anterior está explícitamente corroborada por la ley de Dios en Éxodo 21:10-11, demostrando (a fortiori) que el abuso conyugal viola el pacto matrimonial y es, como tal, motivo de divorcio.

Un argumento a fortiori funciona partiendo de los casos menores a los mayores, siendo esta es una forma bíblica de argumentar. Bahnsen da varios ejemplos, incluyendo Gálatas 6:10: «Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe».

¿Qué relación tiene esto con Éxodo 21:10-11?  Ese pasaje habla de esposas esclavas. En el Israel del Antiguo Testamento, un hombre podía comprar a una mujer de una familia pobre como segunda esposa. Sin embargo, ella no estaría al mismo nivel que la primera esposa. Se la consideraba una esclava. En tales situaciones, el marido no debía privar a su esposa esclava de comida, ropa o sus derechos conyugales. Si no cumplía con este deber, la mujer era libre de marcharse, es decir, de divorciarse de él. Su pecado de omisión sería motivo para que ella se divorciara de él; y de este modo, ella quedaría totalmente liberada de su marido negligente.

Bahnsen extrae dos argumentos a fortiori de este pasaje. El primero es:

Si el pecado de omisión que amenaza la vida de la esposa (privarla de comida y ropa) es motivo de divorcio según la Palabra de Dios, entonces cuánto más el pecado de comisión ―abuso físico de la esposa― calificaría como motivo legítimo de divorcio.

Vea cómo se mueve de lo menor a lo mayor, de un pecado de omisión a un pecado de comisión.

Su segundo argumento a fortiori de Éxodo 21:10-11 es el siguiente:

…Si en el caso menor (una esposa con el estatus inferior de una esclava) el abuso conyugal es motivo de divorcio, cuánto más lo sería en el caso mayor (una esposa con el estatus superior de una no-esclava). Esta es la forma normal en que trataríamos las disposiciones de la ley (cf. mantener a los bueyes y mantener al predicador). Es un hecho que los esclavos tenían menos privilegios y protecciones dentro de la sociedad que los hombres y mujeres libres. Siendo este el caso, deberíamos razonar que, si incluso las esposas esclavas salían libres del matrimonio debido a privaciones físicas (o abusos), entonces seguramente el mismo privilegio y protección se concedía a las esposas no esclavas.

En la siguiente sección, Bahnsen señala que el Nuevo Testamento apoya esta conclusión.  En 1 Corintios 7:3, Pablo trabaja con el requisito de Éxodo 21:10, demostrando que el pasaje no es aplicable de forma restringida a las esposas esclavas. Todas las esposas tienen derechos conyugales.  Escribe Bahnsen: «Sería un alegato especial arbitrario decir que, sin embargo, las otras disposiciones de Éxodo 21:10 sólo se sancionan (en términos del pacto matrimonial) para las esposas esclavas y no para todas las esposas en general».

Aunque Bahnsen no lo menciona, el mismo tipo de razonamiento a fortiori podría aplicarse a lo que dice Éxodo 21:26-27 sobre las esclavas. Si un hombre abusa físicamente y lesiona a su esclava, a ésta se le permitía quedar libre. Si a una esclava maltratada se le permitía quedar libre, cuánto más a una esposa maltratada se le permitiría quedar libre de su marido abusivo.  ¿Acaso no valen más las esposas que las esclavas?

En su amorosa gracia, Dios hace provisiones para que las mujeres que están siendo abusadas puedan escapar de su abusador. No sólo para separarse de él, sino para llegar hasta el final y divorciarse, es decir, terminar por completo su relación con él mientras ella viva. En su compasión, Dios no permitiría que una esposa fuera tratada peor que una esclava. En este asunto, los cristianos tienen que reflejar a su Padre celestial. Si el pacto matrimonial ya ha sido destruido por un cónyuge maltratador, no hay nada que mantener intacto y pretender lo contrario es cruel, por bienintencionado que sea.


[1] Las tesis de Bahnsen en su idioma original se pueden consultar en línea en el siguiente enlace https://drive.google.com/file/d/1jIu8Pafi5qx3CmzwC0MabNszleGasBjL/view

Traductor: Juan Flavio de Sousa